Por: Alma Rosa Saldierna Salas
La socialización política es un proceso fundamental en el que los individuos desarrollan actitudes, creencias y comportamientos que los posicionan en relación con la política. En el caso de los jóvenes votantes y nuevos votantes, este proceso adquiere una relevancia especial, ya que determina en gran medida su participación política y su activismo. En un mundo donde la política es cada vez más mediática y polarizada, entender los factores que influyen en esta socialización, como los medios de comunicación, la familia y la escuela, es esencial para comprender la formación de ciudadanos activos y responsables.
El rol de los medios de comunicación
Los medios de comunicación juegan un papel primordial en la socialización política de los jóvenes. En un contexto donde la información circula de manera rápida y, a menudo, superficial, los jóvenes son expuestos a una gran variedad de fuentes, algunas confiables y otras menos objetivas. Según Norris (2000), “los medios son los vehículos por los cuales las personas se informan y se socializan, y a través de ellos se construye la percepción de los actores políticos y los sistemas de poder”. En este sentido, los medios tienen la capacidad de influir en la forma en que los jóvenes perciben la política y la forma en que se relacionan con ella. La cobertura mediática de las elecciones, los debates y las campañas, junto con las redes sociales, ofrecen una plataforma para que los jóvenes se involucren con los temas políticos. Sin embargo, la polarización y la manipulación de la información a través de noticias falsas o desinformación puede tener un impacto negativo, creando un entorno en el que los jóvenes puedan sentirse más desconectados o desinteresados por la política. Además, el fenómeno de la “personalización” de la política, donde se pone un énfasis desmedido en las figuras políticas y sus aspectos personales, en lugar de en los programas y las propuestas, puede hacer que los jóvenes perciban la política como un campo distante o superficial, dificultando su interés por un activismo político más sustantivo (Pippa Norris, 2000). Es necesario, por tanto, que los medios fomenten una información más crítica y completa que empodere a los jóvenes para tomar decisiones informadas.
La influencia de la familia
La familia es otro agente crucial en la socialización política. Desde temprana edad, los valores y creencias de los padres influyen profundamente en la visión política de los hijos. Según Jennings y Niemi (1981), los padres actúan como “primeros agentes de socialización política”, ya que, a través de sus conversaciones y comportamientos, transmiten no solo las creencias ideológicas sino también los modos de participación política. Las conversaciones informales en el hogar, las actitudes hacia el sistema político y los ejemplos de participación de los padres pueden fortalecer o debilitar el interés político de los jóvenes. Sin embargo, este proceso de socialización también puede estar determinado por factores socioeconómicos y culturales. Los jóvenes que crecen en contextos familiares donde la política es percibida como algo distante o irrelevante pueden experimentar una falta de motivación para participar activamente.
A pesar de la influencia de los padres, también se ha demostrado que los jóvenes, especialmente en la adolescencia, pueden desarrollar creencias políticas propias que difieren de las de sus padres, en parte debido a la exposición a nuevas fuentes de información y a la interacción con otros grupos sociales. Este proceso de “diferenciación” de los valores familiares es una parte natural del desarrollo político y puede ser clave para la formación de una ciudadanía crítica y activa.
El papel de la escuela
La escuela, como institución socializadora, tiene una influencia significativa en la formación política de los jóvenes votantes. En primer lugar, el sistema educativo no solo proporciona información sobre la estructura política y los derechos cívicos, sino que también ofrece espacios para la discusión y el debate, fundamentales para la formación de la opinión política. Según Haste, Cheney y Hayes (2009), la educación cívica es un “vehículo esencial para la enseñanza de los valores democráticos”, y en este sentido, la escuela debe ser vista como un espacio de socialización política que fomente la participación activa y el pensamiento crítico.
Sin embargo, la calidad de la educación cívica y política varía significativamente entre los diferentes sistemas educativos, lo que puede generar disparidades en el nivel de conocimiento político entre los jóvenes de distintas regiones y contextos socioeconómicos. La escuela tiene, por tanto, la responsabilidad de garantizar que todos los jóvenes, sin importar su origen, tengan acceso a una educación que promueva la reflexión política y el compromiso cívico.
Participación política y activismo juvenil
La socialización política, mediada por los medios de comunicación, la familia y la escuela, no solo influye en el interés político de los jóvenes, sino que también tiene un impacto directo en su disposición a participar activamente en la política. En los últimos años, se ha observado un aumento en el activismo juvenil, especialmente a través de plataformas digitales, donde los jóvenes pueden organizarse, movilizarse y expresar sus opiniones de manera más directa. Los movimientos como el activismo climático, las protestas por los derechos humanos y la lucha por la equidad social han demostrado la capacidad de los jóvenes para influir en la agenda política.
Sin embargo, este activismo no siempre se traduce en una participación electoral tradicional. A menudo, los jóvenes se sienten más inclinados a participar en actividades informales, como protestas o manifestaciones en línea, en lugar de votar en las urnas. Esto ha generado debates sobre la efectividad de las formas convencionales de participación y sobre cómo se puede incentivar a los jóvenes a involucrarse en la política de manera más institucionalizada. En este sentido, la socialización política debe ser vista no solo como un proceso de formación de votantes, sino también como un medio para fomentar una ciudadanía activa y comprometida.
La socialización política de los jóvenes votantes y nuevos votantes es un proceso complejo que involucra una variedad de factores, entre los que destacan los medios de comunicación, la familia y la escuela. Estos agentes sociales son fundamentales para fomentar una participación política activa, un activismo comprometido y una ciudadanía crítica. Sin embargo, la calidad de la información, el acceso a una educación cívica inclusiva y la capacidad de los jóvenes para interpretar de manera crítica los mensajes políticos son elementos clave para que la socialización política sea efectiva y conduzca a una participación política más significativa. En un contexto de creciente desconfianza en las instituciones tradicionales, es fundamental que los jóvenes sean capacitados para participar de manera informada, responsable y activa en los procesos políticos, no solo a través del voto, sino también mediante otras formas de activismo que permitan el ejercicio pleno de sus derechos cívicos.
Referencias
Haste, H., Cheney, G., & Hayes, M. (2009). Democracy, political engagement and the role of citizenship education. Citizenship Studies, 13(4), 353-370.
Jennings, M. K., & Niemi, R. G. (1981). Generations and Politics: A Panel Study of Young Adults and Their Parents. Princeton University Press.
Norris, P. (2000). A Virtuous Circle: Political Communications in Postindustrial Societies. Cambridge University Press.