Por: Abdelkarim Chanona Léon
Los indígenas en México son parte de los grupos vulnerables. El concepto de vulnerabilidad, de acuerdo con la Cámara de Diputados (2009) “se aplica a aquellos sectores o grupos de la población que por su condición de edad, sexo, estado civil y origen étnico se encuentran en condición de riesgo que les impide incorporarse al desarrollo y acceder a mejores condiciones de bienestar”. Es decir, la vulnerabilidad significa la imposibilidad de mejorar el estilo de vida debido a la condición con la que se nació.
Podemos destacar varios grupos vulnerables en México como lo son: las mujeres, los discapacitados, los migrantes, algunos grupos religiosos, los adultos mayores y, el que nos atañe hoy, los indígenas. De acuerdo con el INEGI (2020) en México 23.2 millones de personas de tres años y más se autoidentifican como indígenas, lo que equivale a 19.4% de la población total de ese rango de edad. Esto quiere decir que que casi una 1/5 de la población mexicana mayor de 3 años de edad pertenece al grupo vulnerable indígena. Hablamos de una comunidad significativa en el mosaico sociocultural mexicano.
Los pueblos indígenas, de acuerdo con el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (s. f.) “enfrentan cotidianamente formas sistemáticas, estructurales e históricas de discriminación. En cuestión de ejercicio de derechos y acceso a oportunidades para el desarrollo de vidas satisfactorias y dignas existe todavía una gran desigualdad que se deriva principalmente de conductas, prejuicios y concepciones sobre el origen étnico, los rasgos culturales o el color de piel entre otros, que tienen fuertes contenidos discriminatorios y que finalmente se traducen en niveles injustificables de exclusión, marginación y pobreza”.
Por soprendente que parezca, México es catalogable como un país discriminatorio en el que la población ha generado prejuicios y estereotipos negativos hacia la condición social de pertenecer a alguna comunidad indígena. La Encuesta Nacional sobre Discriminación en México, en su edición de 2017, presentó que el 36% y 33% de los hombres y las mujeres, respectivamente, señalaron que la razón por la que indígenas están en situación de pobreza es debido a su cultura.
Además, el 20.3% de las personas autoidentificadas como indígenas declararon haberse sentidos discriminados diversos ámbitos sociales, principalmente en los servicios médicos, calle o transporte público y en la familia. Más gravemente, sólo superado por el grupo de trabajadoras domésticas y el de discapacitados, el 29.2% de los grupos indígenas les han sido negados derechos fundamentales como la atención médica o medicamentos, la recepción de apoyos de programas sociales y la atención en oficinas de gobierno. La percepción de los grupos indígenas, dado todo lo anterior, no es optimista: 49.3% de los indígenas consideran que sus derechos se respetan poco o nada en nuestro país.
Es importante visibilizar la problemática sobre la discriminación hacia indígenas en México, en primer lugar porque se remonta a la época de la Conquista. Una vez que seamos lo suficientemente maduros como para reconocer esta realidad que diversos grupos vulnerables padecen en el país, especialmente los indígenas, es que seremos capaces de plantear estrategias y planes para mitigar la discriminación, incentivar la aceptación de un México multiétnico y difundir actitudes y comportamientos inclusivos para permitir un México más tolerante, reflexivo y, sobre todo, autocrítico.