Los artefactos ahora retro y vintage del pasado fueron una de las primeras tecnologías que nos permitieron compartir y grabar música. El origen de las cintas de casete se remonta a 1962, cuando fueron desarrolladas por primera vez por la Phillips Company en Bélgica. Sorprendentemente, las cintas de casete originales no fueron creadas con el propósito de la música, sino para tomar dictados. Originalmente, la calidad no era buena para la reproducción de música, sin embargo, la tecnología mejoró rápidamente a partir de entonces.
Durante la década de 1970, los músicos aficionados que no podían permitirse contratos de grabación comenzaron a producir y distribuir sus propias grabaciones de cassette, cualquiera con relativamente poco esfuerzo e inversión monetaria podría producir suficientes copias para sus fans. Las cajas de cassette eran lo suficientemente duraderas como para enviarlas a lugares distantes. Esto se convirtió en una vasta red mundial de bandas de música indie que a finales de los 70’s intercambian cintas de casete por correo, “tu escuchas mi cinta, yo escucho la tuya”.
En la década de 1980, la venta de casetes superó en número a la de los discos y la nueva música continuó siendo lanzada en cintas de casete hasta finales de 1990. Con el debut estelar del Walkman portátil de Sony, la gente tenía sus reproductores de música portátiles para uso privado. La combinación de Walkmans y casetes liberó a los conductores de la extraña dependencia de radio o estéreo, permitiéndoles controlar su propia reproducción de música.
Durante los años 90´s los denominados casetes eran una plataforma un poco rudimentaria para que las y los cantantes del momento exhibieran y monetizaran su talento. Después de ser parte fundamental en el corazón y mente de los amantes de la música, estos fueron olvidados y desechados poco a poco; pero la moda por los casetes experimenta actualmente una especie de renacimiento donde están siendo vistos como poderosos vehículos de colección y de memoria, desde sus diseños más clásicos hasta los transparentes o más coloridos.
Los casetes representan un fuerte significado simbólico y emocional, especialmente en los tiempos modernos, una oda a la memoria de años pasados, para algunos gloriosos y para otros no tanto. Para los millennials, los casetes son accesorios vintage o tecnología obsoleta que puede producir vibraciones retro o simplemente agregar melancolía o cierto encanto a programas, series y películas con ajustes vintage. Para los amantes de la música de la vieja escuela, los casetes son más que meras cintas de audio compactas que producen sonidos mixtos en acordes vintage, son recuerdos que pueden tocar. Los casetes producen una fuerte sensación de tangibilidad que supera la accesibilidad más fácil y la disponibilidad de la música moderna, es decir: la esencia de la presencia física táctica.
Sin embargo, en esta era de infame modernización donde se puede acceder fácilmente a la música grabada a través de plataformas de transmisión en línea, los casetes se sientan en la parte trasera cubiertos por el polvo y las luces grises del fetichismo de objetos, convertidos en meros productos de colección y el resto es historia.
Informacón de: https://www.mirrorreview.com/curious-case-cassette-culture/