Firma: Abdelkarim Chanona
La popularidad de la República Popular China como destino predilecto para trasladar las cadenas de suministro ha terminado. El brote del SARS-CoV-2, el desabastecimiento de productos posterior a la pandemia, el desencadenamiento de una guerra comercial contra EE.UU y el temor de una recesión en China han generado que los países desarrollados emprendan una estrategia de seguridad nacional al desconcentrar sus cadenas de suministros de China, moviendo fragmentos hacia otros países vecinos como la República Socialista de Vietnam o fuera del continente asiático. A este fenómeno económico se le denomina nearshoring.
El fenómeno del nearshoring no es reciente y su práctica nace de la necesidad de las empresas por atender la demanda de productos en otros continentes, invirtiendo en infraestructura lejos de la sede para producirlos, así como busca reducir los costos. El allyshoring, por el otro lado, se desprende del nearshoring con una sutil diferencia: la reubicación de las cadenas de suministros sólo pueden trasladarse a países aliados, confiables. La filtración ya no sólo se basa en intereses económicos, como lo puede ser el costo de la mano de obra, sino también agrega intereses geopolíticos.
El allyshoring es aún más seguro y preciso que el nearshoring. Por ello, EE.UU, el país con la mayor cantidad de empresas multinacionales del mundo, ha puesto en el centro de su estrategia de allyshoring a la región de América del Norte. Específicamente en México. Dichas intenciones de volvieron más explícitas cuando en la X y más reciente Cumbre de Líderes de América del Norte, el presidente Joe Biden expresó su deseo de fortalecer la cadena de suministros.
Desde el 2020, y más intensamente desde mediados del 2022, el nearshoring ha comenzado a mostrar sus efectos en México como el alza en las rentas de los espacios en los parques industriales. De acuerdo con el Banco de México, el país ha experimentado incrementos en la demanda de productos y servicios de empresas mexicanas en un promedio del 16% a nivel nacional. El impacto porcentual es aún mayor si clasificamos por tipo de empresa, siendo las empresas exportadoras las que más han incrementado su demanda en un 24.8%, mientras que las no exportadoras han aumentado su demanda en un 16.6% debido al nearshoring en México.
La coyuntura mundial ha puesto en México un valor adicional como socio estratégico que, además de aún ser vecino del mayor mercado del mundo, también se trata de un país no alineado. Todas las condiciones podrían permitir que México despuntase en el crecimiento de su economía y lo que ello conlleva: generación de empleos, disminución de la pobreza y robustecimiento de los ingresos del Estado.