Por: Patricia Rebeca Sepulveda Chapa
A lo largo de la historia, la diplomacia se ha visto como un ámbito predominantemente masculino. Como lo dijeron Eleanor Roosevelt y muchas otras figuras destacadas, la política internacional ha sido y es un mundo de hombres. Hemos transitado por un sistema habitado por diplomáticos, soldados y funcionarios públicos internacionales, en donde la mayoría son hombres y en donde la expectativa sobre ellos ha sido la protección de la mujer, asociándolos al hard power o poder militar. Si las mujeres eran estudiadas, era a través de los ojos de los hombres.
Sin embargo, en las últimas décadas, el rol de las mujeres en la esfera pública ha ganado relevancia. Un ejemplo de esto, es la adopción de una política exterior feminista en México desde el año de 2020 y la implementación de políticas de género por parte de las Secretarías de Estado, con el objetivo de fomentar la participación femenina en la administración pública.
Además, la teoría feminista ha influido en la disciplina de las Relaciones Internacionales desde la década de los ochentas; lo que ha representado un avance teórico y práctico en la dinámica internacional con una perspectiva de género. La masculinidad y la política tienen una asociación larga y estrecha; las características vinculadas a la “virilidad” como la dureza, el coraje, el poder, la independencia e incluso la fuerza física, han sido las más valoradas en la conducción de la política internacional. Al centrarse en la “alta” política de la guerra, la disciplina académica privilegia las cuestiones que surgen de las experiencias de los hombres. Los roles, tradicionalmente atribuidos a las mujeres, se han considerado irrelevantes para la construcción tradicional de este campo.
Partiendo de la idea de que las desigualdades entre mujeres y hombres influyen en las estructuras de poder, se plantea la necesidad de incluir las experiencias y voces femeninas en el análisis de la política internacional cuestionándonos ¿en dónde están las mujeres en la política internacional? y ¿cuál es la situación de las mujeres en la diplomacia?.
Para comprender la perspectiva de género en el campo de las RR.II., es importante conocer las contribuciones de destacadas académicas feministas como J. Ann Tickner y Cynthia Enloe para avanzar en el estudio y aplicación de esta perspectiva en la práctica diplomática.
El feminismo en las Relaciones Internacionales ha demostrado ser una herramienta valiosa para analizar las estructuras patriarcales y las desigualdades de género que impactan la toma de decisiones y la formulación de políticas internacionales. Asimismo, ha promovido un enfoque más inclusivo y equitativo en la política global, cuestionando las normas establecidas en el sistema internacional.