Xóchitl A. Arango Morales
El bienestar subjetivo (BS) dentro de las acciones que ejecutan los gobiernos, se refiere al impacto que los actividades, programas y políticas gubernamentales tienen en el bienestar y la satisfacción personal de las y los ciudadanos. Se podría preguntar a la ciudadanía de manera directa sobre qué tan satisfecha está con su vida y con las vivencias que le provee el gobierno en turno.
Se establece que el bienestar subjetivo se asocia con una concepción de bienestar, la cual se vincula con la satisfacción de vida y como interrelacionamos culturalmente a otros elementos como la economía, la política, la salud, la educación, etc. Es decir, evaluamos el bienestar personal, familiar y de la comunidad en la que nos encontramos, asociándolo con dos componentes: el emocional, relacionado con el nivel de felicidad, el cual trae consigo cargas afectivas, y el cognitivo, que refiere a las evaluaciones sobre la satisfacción de vida, así también intervienen aspectos hedónicos y místicos; el bienestar se asocia positivamente con el placer y de forma negativa con el dolor.
Ante ello se nos plantea, ¿qué le hace feliz a la sociedad y al individuo?, ¿un reality show que mantiene la atención de sectores de la población, generar más ingreso para materializarlo en compras, priorizar el aprendizaje sobre el ocio o viceversa, participar en actos de gobierno, asistir al football, buscar tiempo libre después del trabajo para convivir con la familia? y así continua la lista ante el cuestionamiento ¿qué nos hace feliz?
El bienestar subjetivo puede ser difícil de medir de manera objetiva, es una dimensión importante a considerar en las acciones que hace el gobierno en términos de efectividad para mantener una relación estrecha con la ciudadanía, o para mantener el aletargamiento y distracción de la comunidad.
Desde la perspectiva del ciudadano común, lo que espera de las políticas de gobierno, es que dichos programas aspiren a crear condiciones de satisfacción entre las personas, por ejemplo, como se genera relación entre BS y el ingreso, el cual tiene una relación directa, donde la actuación de las instituciones del Estado inciden directamente.
El ejemplo anterior permite visualizar que efectivamente el ingreso puede ser un generador de condiciones de bienestar, pero no el único, y que, si bien el Producto Interno Bruto (PIB) es un indicador importante, habría que considerar otros para impactar con mayor contundencia en las condiciones de bienestar.
De igual forma, dado que el BS se genera a partir de evaluaciones (componente cognitivo) de las condiciones pasadas, presentes de vida, así como las expectativas de las condiciones futuras, este también podría ser un indicador del impacto de las políticas públicas y acciones de los gobiernos al momento de la aplicación de los recursos públicos.
En términos generales, un gobierno eficiente y efectivo puede mejorar la calidad de vida al proporcionar servicios públicos de calidad, garantizar la seguridad, promover el acceso a empleo digno, ofrecer servicios de salud y educación adecuados, asegurar el acceso a infraestructuras y servicios básicos, también se asocia con la participación ciudadana, con la igualdad y justicia social, ya que un gobierno que trabaja activamente para promover la igualdad y la justicia social puede tener un impacto significativo en el bienestar. Las políticas que reducen las desigualdades, protegen los derechos humanos y brindan oportunidades equitativas pueden generar un mayor sentido de satisfacción y bienestar en la población.
Sin embargo, de acuerdo a lo anterior, es menester seguir preguntándose, ¿los resultados de las acciones de gobierno es lo que hace feliz a la ciudadanía?