Por: Gabriela Mata
Hace algunas semanas, uno de los grandes temas que predominaban en la aplicación Tiktok era la cancelación de la plataforma en suelo estadounidense. Haya sido por mi algoritmo o por tendencia, decenas de videos de jóvenes (y no tan jóvenes) creadores subían sus “últimos” videos y se despedían nostálgicamente de la plataforma que los vio crecer en popularidad y, sobre todo, en sus cuentas bancarias. Hasta aquí, todo normal, al menos para una cuarentona como la que escribe. Parte de las ventajas de ser xennial (prefiero ese término al ofensivo elder millenial) es que, con o sin redes sociales, le encontramos sentido a nuestras vidas porque crecimos sin el internet.
Sin embargo, lo que me tomó por sorpresa fue la migración digital masiva de estadounidenses hacia la plataforma RedNote, una aplicación china que parecía ofrecer una experiencia similar a la de Tiktok. La ironía destellaba por todas partes. Primero, porque los estadounidenses saltaron de una aplicación china a otra, aparentemente, más china, al menos en el sentido de que todo en esa plataforma parecía no tener ni una sola palabra en inglés y que, además, pertenecía al gobierno chino. Segundo, porque los políticos gringos no pudieron prever que esto sucedería… supongo que estarían confiados en que su población se conformaría con Meta…
Pero aparte de lo obvio, lo más interesante fueron las reacciones de los gringos cuando, a través de RedNote, pudieron observar que China no era lo que pensaban. Empezando por cosas tan simples como la comida y los supermercados. No sé si en Estados Unidos enseñan a su población que en países “comunistas” (o “endemoniados”, en su lógica), la gente no tiene ni para comprar vegetales. No puedo contar el número de videos que vi de jóvenes asombrados por lo supermercados chinos, y, sobre todo, por los chinos comprando en dichos supermercados. No podían creer que con un solo trabajo de 8 horas pudieran comer saludablemente.
Ahora bien, todo habrá de observarse en su debida proporción. Difícilmente, una plataforma como RedNote permitiría que se subieran videos de los miles de chinos que se encuentran en áreas rurales y que seguramente viven realidades muy distintas, ¡el gobierno chino jamás lo permitiría!
Pero, continuando con las reacciones de los jóvenes gringos, a la de la comida se adhiere el capítulo sobre salud. En sus videos, los gringos no podían creer que los chinos no pagaran sus propias ambulancias ni pagaran altísimas facturas por servicios médicos. El acceso universal a la salud ha sido un tema central en el debate político de los Estados Unidos. Tan solo hace unos meses tuvimos el caso del asesinato de Brian Thompson, el CEO de United Healthcare que tiene, a leguas, tintes de protesta.
Para colmo del gobierno de Estados Unidos, los gringos no solo veían los videos de los chinos, sino que empezaron a interactuar con ellos. Hay algo sobre la interacción entre personas que provoca que las vendas se caigan de los ojos. Me recuerda a un pasaje en un libro sobre la Guerra Fría donde se describían las reacciones de los soldados gringos cuando conocieron a los soldados rusos en algún punto de Europa y se sorprendieron de que no parecían monstruos, ¡sino que podían hasta pasar por gringos!
En las interacciones digitales entre gringos y chinos, o al menos en cuanto al relato de los jóvenes en TikTok, resonó una frase que decía “you have freedom of opinion, but no freedom of choice” (tienes libertad de opinión, pero no libertad de elegir). Esto pareció calar profundo a los jóvenes estadounidenses. ¿De qué les sirve en este momento poder expresar su opinión, supuestamente libremente, si jamás podrán comprar una casa? ¿De qué sirve vivir en un país con armas, si no pueden comprar una despensa decente? ¿Será que RedNote terminó por desencantar a muchos jóvenes estadounidenses y despertaron del sueño americano? No tengo datos estadísticos, pero tampoco dudas.
Y ante este panorama, el nuevo presidente Donald Trump le regresó Tiktok a una juventud que no ve claro por qué su sueno americano les cuesta tanto.